martes, 20 de marzo de 2007

LOS MAYAS


















Los principales vestigios arqueológicos que se localizan en el estado de Campeche son:
Edzná,Dzibilnocac, Hochob, Becán, Chicanná,X'puhil, Hormiguero, Río Bec y Calakmul.
El estado de Campeche ofrece al estudioso de la arqueología y al visitante, casi todos los estilos arquitectónicos que desarrollaron los mayas a través de su existencia; estilos que determinaban en cierto sentido las regiones y distinguían a las ciudades teocráticos y militaristas.
ESTILO DEL PETEN Corresponde a las tierras bajas del Petén guatemalteco y campechano en donde florecieron Uaxactún, Tikal, Piedras Negras, El mirador, así como Calakmul, Balakbal, Altamira y la Muñeca. En esas ciudades hay enormes plataformas artificiales, sobre las cuales se construyeron conjuntos de edificios a distintas alturas; y éstos representan las características siguientes: esquinas de los cuerpos con ángulos entrantes y salientes, como en zig-zag, con molduras, o muros superpuestos hacia las esquinas para lograr el mismo efecto; altos basamentos escalonados, y templos de un sólo cuarto de paredes muy gruesas y espacios reducidos, con una crestería en el muro posterior, profusamente decorada con estuco.
ESTILO RIO BEC Corresponde a la región que se extiende hacia el Sureste de Campeche y el Oeste de Quintana Roo, en la que florecieron ciudades como Río Bec, Hormigero, Culucbalom, Becán, Xpuhil, Chicaná, Okolhuitz y muchas más. En ellas, una característica principal es la presencia de torres ornamentales, es decir, especies de copias de los altos basamentos de Petén, al parecer sólo con funciones decorativas; y la otra distinción básica es la combinación de torres con edificios alargados, o solos, cuya fachada es un enorme mascarón serpentino que enmarca la puerta central.
ESTILO EDZNA Quizá sería más propio considerar a esta ciudad no como un estilo propiamente dicho, sino como, un estado transicional del estilo Río Bec al estilo Puuc, ya que presenta edificios reminiscentes del Petén, edificios con varios pisos, columnas de mampostería, escalera un poco monolítica y con inscripción jeroglífica, columna monolítica con capitel, zócalo con tamborcillos y arco de paso o medio arco bajo la escalera.
ESTILO CHENES Corresponde a la región milpera de Campeche, del centro a la frontera con Quintana Roo, y las ciudades se caracterizan por el predominio de edificios bajos, por la decoración de toda la fachada, o sólo del friso, a base de mosaico de piedra estucada, y con mascarones serpentinos, uno enorme enmarcando la puerta central. Entre otros motivos hay representaciones de cabañas, grecas, cresterías al frente del edificio, mascarones superpuestos en las esquinas, efigie del dios solar, torres ornamentales, etc., tal como se ve en Hochob, Dzibilnocac y otras.
ESTILO PUUC Corresponde a la región norteña del estado, donde se ubican ciudades como Xcalumkin, Chunhuhú, Xculhoc, y otras. El estilo se caracteriza por la decoración casi geométrica de solamente los frisos de las fachadas, a base de mosaico de piedra; se observan columnas con capiteles, cresterías, esculturas empotradas en la decoración de tamborcillos o columnillas, zócalos entre moldaduras con tamborcillos, etc. El estilo se extendió a Yucatán, alcanzando su climax en Uxmal, Sayil, Labná y muchas otras ciudades.
ESTILO CANDELARIA Corresponde a la región maya-chontal o provincia de Acallan, en donde existieron sitios como El Tigre, Cerro de los Muertos, San Joaquín, y otros más. La arquitectura es poco conocida, pero hay basamentos con altas plataformas y escalinatas, sobre las que se levantan templos, a veces decorados con estuco. También hay altares en las plazas y conjuntos de estructuras a manera de barrios.



Todos los datos de esta y las siguientes páginas fueron tomados de: PIÑA CHAN ROMAN "Cultura y Ciudades Mayas de Campeche" Editora del Sureste S. de R. L.












Se piensa que los primeros pobladores del continente americano llegaron hace por lo menos 50,000 años, durante el período en que una glaciación creó un puente terrestre en el Estrecho de Bering, lo cual facilitó la migración desde Siberia hasta Alaska. Es posible que otros asentamientos ocurrieran por mar. Sin embargo, parece ser que la prehistoria de las Américas es mucho más reciente que la del Viejo Mundo. A pesar de la falta de animales de transporte como caballos y de vehículos rodantes, la población humana viajó a lo largo del continente relativamente en poco tiempo .
Pero antes de 2000 a. C. el área maya fue escasamente ocupada; esta época es el arcaico que duró tal vez varios milenios. Aunque existen evidencias tempranas del cultivo de plantas durante el arcaico, este hecho no condujo de inmediato a la creación de asentamientos sedentarios ni al surgimiento de una sociedad agraria.










Durante esta larga etapa (tal vez 6000 años) entre las primeras





plantas cultivadas y la primera economía propiamente agraria, los





humanos vivían de la combinación de cultivo y la recolección, y





desarrollaron, seguramente, el profundo conocimiento de su





medio natural que los descendientes de los mayas conservan





actualmente. Los primeros asentamientos aparecen en las tierras





bajas (zona central) alrededor de 2000 a.C.
















Desde sus inicios en sencillas colonias los mayas llegaron a construir una sociedad sofisticada, productiva y brillante que llegó a su forma urbanizada más característica, durante los primeros diez siglos de nuestra era.










Arcaico antes del 2000 a.C. Recolectores

Preclásico temprano 2 2000 a.C. - 1000 a.C. Inicio colonias agrícolas

Preclásico medio 1000 a.C. - 300 a.C Expansión tierras bajas

Preclásico tardío 300 a.C. - 250 a.C. Primeros centros urbanos

Clásico temprano 250 a.C. - 600 a.C. Monumentos fechados





Clásico tardío 600 a.C. - 900 d.C. Apogeo de los centro urbanos

Clásico terminal 900 a.C. - 1000 d.C. Abandono de los centros clásicos

Postclásico temprano 1000 d.C. - 1250 d.C. Reubicación de la población


Postclásico tardío 1250 d.C. - 1521 d.C. Centros regionales rivales


Invasión española 1521 d.C. - 1685 d.C. Conquista y despoblación







RELIGIÒN







Chaman de la región maya





Cosmogonía o creencias sobre el origen del universo.Según los mitos mayas, la creación del cosmos no fue un sólo acto que ocurrió en un tiempo remoto, sino un proceso continuo como los ciclos de la naturaleza. Siempre creyeron que el universo se estaba construyendo y destruyendo constantemente por la acción de energías sagradas o deidades, por lo que se creo una cadena de ciclos o eras cósmicas, en las cuales han existido distintos tipos de hombres. La idea central de estos mitos fue concebir al mundo con la finalidad de servir de habitación a un ser consciente, capaz de reconocer, venerar y alimentar a sus creadores, para que ellos pudieran seguir infundiendo vida al cosmos; el ser del hombre, que ocupa el puesto central del cosmos
































El mito de origen más destacado es el del grupo quiché, contenido en el Popol Vuh. Este mito fue compartido por otros grupos mayances de Guatemala y Chiapas, quienes lo han conservado hasta hoy, con algunas variantes.En el tiempo primordial, cuando sólo existían el cielo y el mar, los dioses creadores, Padre y Madre, decidieron la aparición del hombre y el mundo. Dioses con diferentes nombres, y con distintos atributos, que se identifican con algunos animales, principalmente con una serpiente emplumada, símbolo del dios supremo celeste y creador, llamada Gucumatz, "Serpiente Quetz"





Máscara de GuerreroPosclásico




tado de Guerrero, México
Museo Nacional de Antropología











Los dioses creadores, por medio de la palabra, hicieron emerger la tierra y los seres que la habitaban: árboles, plantas y animales. Los animales fueron interrogados por los dioses para saber si podían reconocerlos y venerarlos, pero no fueron conscientes ni supieron hablar. Entonces los dioses formaron, en sucesivas etapas o edades cósmicas, hombres de barro y de madera, que no respondieron a sus deseos. Los de barro fueron destruidos por un diluvio de agua y los de madera se transformaron en monos, que vivieron en su mundo hasta la llegada de un diluvio de resina ardiente que los desapareció.








Vaso PiriformeMaya-Clásico




TempranoEdzná, Campeche,
México.Centro INAH Campeche
















Finalmente, los creadores encontraron la materia sagrada: el maíz, que mezclado con sangre de serpiente y de tapir, - animales sagrados que simbolizan principios vitales del cosmos -, dieron como resultado al hombre requerido.Un hombre consciente de los dioses y de sí mismo, como sustentador de ellos. Cualitativamente distinto de los anteriores y mantenedor de los dioses por llevar en su propia constitución física los elementos sagrados: maíz y sangre de los dioses, que le dieron la conciencia. En este extraordinario mito cosmogónico, estructurado y completo del mundo mesoamericano, se expresó claramente la idea del hombre que mantuvieron los pueblos, en el cual se basa toda su cultura.

El hombre es el ser creado con la misión de sustentar y venerar a los dioses, y el mundo es su habitación. Sin el hombre los dioses perecen y sin los dioses, el universo entero muere. Entonces el hombre deberá alimentar a los dioses con diversas sustancias sutiles: humo de copal, aroma de flores, olores de frutos y alimentos cocinados, pero principalmente, con la energía sagrada que los dioses emplearon para crearlo, su propia sangre, donde reside el espíritu o energía vital. Así, en los mitos cosmogónicos se explica también el sacrificio humano y se da su justificación.Según el mito del Popol Vuh, en épocas cósmicas anteriores aparecieron soles que, como los hombres, eran falsos; el de la segunda edad fue destruido por dos héroes que se transformaron en el Sol y la Luna de la última edad: Hunahpú (Sol diurno) e Ixbalanqué (Sol nocturno o Luna).
Chaman de la región maya Escultura del Dios SolarMaya-ClásicoChunhuhub, Campeche, México.Centro INAH CampecheMáscara de GuerreroPosclásico Estado de Guerrero, México.Museo Nacional de AntropologíaVaso PiriformeMaya-Clásico TempranoEdzná, Campeche, México.Centro INAH Campeche
Con la aparición del Sol y la Luna verdaderos culminó la creación del mundo. El movimiento del Sol, dió lugar al tiempo "histórico", se inició cuando los hombres ofrecieron a los dioses sacrificios humanos para alimentarlos. Estas creencias cosmogónicas, recogidas en los textos indígenas, escritos después de la conquista española, ya existían en el periodo Clásico, como lo revelan las lecturas interpretativas de los textos jeroglíficos conservados en varias ciudades mayas, como Cobá y Palenque. En ellos se asentó que el mundo fue creado por el Primer Padre y la Primera Madre en el día 4 Ahau 8 Cumkú, fecha que en el calendario gregoriano corresponde al 13 de agosto de 3114 a.C., y que funcionó como "fecha era", o punto de partida, en los cómputos calendáricos. Los textos se acompañaban con imágenes en relieve del dragón, símbolo del dios supremo creador, que equivale al Gucumatz del Popol Vuh.En la actualidad, las mismas creencias sobre el origen del mundo han sobrevivido en muchos grupos mayances, como los tzotziles, los tzeltales, los lacandones y los mayas yucatecos, lo cual corrobora que en la época prehispánica el mito fue común a los diversos grupos mayances, y confirma la persistencia por largos periodos de las creencias básicas de una comunidad, en muchos pueblos del mundo.En cuanto a la estructura del cosmos, no puede entenderse en el mundo mesoamericano la idea de tiempo separado del espacio, porque espacio y tiempo no son dos aspectos distintos: el tiempo no es otra cosa que el movimiento del espacio. En el pensamiento religioso universal hay dos grandes cauces en los que se inscriben las ideas sobre la temporalidad:
1) En el primero se encuentran las religiones orientales y mesoamericanas, que conciben a la temporalidad como un movimiento cíclico.2) Dentro del segundo se encuentran las religiones judeo-cristianas que consideran la temporalidad como un transcurso lineal.
El mejor ejemplo de la concepción cíclica del tiempo de los pueblos mesoamericanos son los mitos del origen del cosmos, en los que el mundo se ordena y se desordena cíclicamente. Los mayas destacaron por una excepcional conciencia de la temporalidad. Concibieron el tiempo como el cambio cósmico producido, en esencia, por el movimiento del Sol.El tránsito del Sol fue captado como un movimiento circular alrededor de la tierra, que determinó los cambios que en ella ocurren; razón por la cuál, el tiempo se pensó como un movimiento cíclico. Este movimiento siguió leyes estables, como se manifestó en la regularidad de los ciclos naturales, de modo que el tiempo es el orden, la racionalidad y la permanencia del cosmos.Como lo revelan los textos indígenas coloniales, el universo está conformado por tres grandes ámbitos en sentido vertical:
1) el cielo, dividido en trece estratos 2) la tierra, imaginada como una plancha cuadrangular3) el inframundo, conformado por nueve niveles
El cielo se subdivide en trece niveles horizontales y se imaginó como una pirámide escalonada, que se asienta en el nivel terrestre. También es considerada la montaña sagrada. Entre los mayas yucatecos el cielo era regido por Oxlahuntikú, "Trece dios", una deidad que es una y trece simultáneamente.Existen otros dioses de los distintos estratos y en el nivel más alto reside el dios supremo, principio vital del cosmos, el dragón Itzamná, que se denomina también Hunab Ku, "Dios Uno".Los basamentos piramidales escalonados que se construyeron en la mayoría de las ciudades, y que tienen una escalinata que conduce a la parte superior, donde se encuentra el templo son símbolos del cielo y la montaña sagrada. Varios de estos basamentos tienen precisamente trece niveles, como el del Templo de la Cruz de Palenque, dedicado precisamente al dios celeste creador.Los mayas imaginaron la tierra como una plancha plana cuadrangular, dividida en cuatro sectores o regiones, también cuadrangulares, idea que deriva de la observación de la trayectoria solar y que los mayas compartieron con los nahuas y con muchos otros pueblos antiguos del mundo.

Figurilla masculina sedenteMaya
-Clásico TardíoIsla de Jaina,
Campeche, México.Centro
INAH Campeche






Las cuatro regiones correspondían a las cuatro "casas" del Sol. Dos en el Este y dos en el Oeste, puntos intercardinales que representaban los extremos que el Sol alcanzaba sobre el horizonte durante el año, los cuales correspondán a los equinoccios y los solsticios.Cada región tenía como símbolos un color, una ceiba (enorme árbol con el tronco muy recto con una gran fronda horizontal) con un ave posada sobre ella, un tipo de maíz, un tipo de frijol y diversos animales. Las ceibas sostenían el cielo al lado de dioses con forma humana o animal llamados Bacabes, que también fungían como ordenadores del mundo.Tanto ceibas como pájaros eran del color de la región: negro para el oeste, blanco para el norte, rojo para el este y amarillo para el sur. Otros dos puntos esenciales en la cosmología maya son: el más alto en el centro del cielo, el cenit, y el más bajo en el centro del inframundo, el nadir.Estos dos puntos eran los dos extremos del eje vertical del mundo, por lo que el centro de la tierra, por donde pasa el eje, era el centro del universo, la quinta dirección, el punto de unión entre el cielo, la tierra y el inframundo. Para los mayas el inframundo constaba de nueve niveles, concebidos como una pirámide invertida, símbolo de caverna, vientre de la gran madre tierra.

Cajete TetrápodeMaya-
ClásicoCalakmul,
Campeche, México.Centro
INAH Campeche






En el estrato más bajo o Xibalbá, "Lugar de los que se desvanecen, residía el dios de la muerte, Ah Puch, "El descarnado". A está región era donde iban los espíritus de los muertos, para integrarse a la energía de muerte. Como en el caso del cielo, algunos basamentos piramidales también representaron el inframundo, como el Templo de las Inscripciones de Palenque, que tiene nueve niveles, y bajo el cual se halló la suntuosa sepultura del Señor Pacal, a la que actualmente se accede desde lo alto por una escalera interior abovedada, del mismo modo que los espíritus de los muertos debían recorrer los nueve estratos para llegar al Xibalbá. Así, el universo tenía en el pensamiento maya la forma de un romboedro.



Vaso PolícromadoMaya
-Clásico TardíoSur de
Campeche, México.Centro
INAH Campeche


















Otra imagen simbólica del nivel terrestre fue un cocodrilo o lagarto que flotaba sobre el agua y sobre cuyo dorso crecía la vegetación. Los mayas yucatecos lo llamaban Itzam Cab Ain, "Dragón-tierra-cocodrilo". El inframundo era el vientre de ese monstruo, por lo que además de ser el sitio de la muerte, contenía semillas de nueva vida.Las cuatro regiones celestes y las infraterrestres, eran los cuatro lados de las pirámides, que compartían los colores de la tierra. En las cuatro regiones celestes se ubicaban los Itzamnáes o Dragones, que eran la cuadruplicación del dios supremo; además de cuatro Chaques, o dioses de la lluvia y cuatro Pahuahtunes, deidades de los vientos.En el inframundo hay cuatro caminos, de los cuales el negro conduce directamente al Xibalbá. El símbolo maya más importante del eje del universo es una gran ceiba verde, la "Gran Madre Ceiba", que atraviesa los tres niveles cósmicos: sus raíces se hunden en el inframundo y su fronda penetra en los cielos. Es por ello el punto donde se fusionan el espacio y el tiempo. Sobre ella se posa el pájaro verde-azul o quetzal, con cabezas de serpiente en las alas, símbolo del dragón, dios supremo.

Cajete PolícromadoMaya
Clásico TempranoCalakmul,
Campeche, México.Centro
INAH Campeche






El RitualPor la idea maya de que sin la acción ritual del hombre los dioses morirían y, con ellos, el universo entero, la vida humana estaba dedicada principalmente al servicio de los dioses. Cada ciudad maya tenía en el centro su ámbito ceremonial, donde se llevaban a cabo los grandes ritos comunitarios.






Todos los ritos tenían en común ceremonias propiciatorias, como la abstinencia sexual, el insomnio, el ayuno, los baños, las sangrías y el cambio de vestiduras, entre otros. Asimismo, se sacralizaban el lugar y los objetos que se usarían para el rito, y se buscaba un día propicio en el calendario adivinatorio de 260 días. Después de la purificación se hacían los ritos principales en donde se pronunciaban oraciones, se hacían sahumerios con resina de copal, danzas, cantos, representaciones dramáticas de los mitos y la historia de los antepasados ilustres, que eran venerados. Se ingerían comidas especiales de maíz, cacao y carne de perro o de pavo, principalmente, así como bebidas alcohólicas sagradas y, como parte central, se hacían ofrendas y sacrificios de animales y de seres humanos para alimentar a los dioses.

Plato MayaClásicoArea
Chenes DzibilnocacCentro
INAH Campeche












Los ritos centrales eran grandes, además de las complejas ceremonias públicas relacionadas con los periodos calendáricos, como los de Año Nuevo, presididas por los sacerdotes principales. Se llevaban a cabo ritos de fertilidad, gremiales, iniciáticos, de adivinación y curación, y ritos del ciclo de vida, como embarazo, nacimiento, infancia, pubertad, matrimonio y muerte. Estos últimos señalaban los cambios del individuo y de su función social. Las ceremonias mortuorias en particular eran muy importantes, porque ayudaban al individuo en el último gran cambio de su vida. Los mayas creían en la inmortalidad del espíritu. El lugar de destino en el más allá dependía de la forma de muerte y no de la conducta moral en la existencia corpórea. La mayoría de los espíritus iba al Xibalbá, donde se integraban a la energía de muerte. Pero mientras descendían a través de los nueve niveles permanecían "vivos", por lo que debían ser alimentados y protegidos con agua, comida, amuletos y los objetos que habían usado en vida. Los cuerpos de los grandes señores portaban sus joyas, una máscara de jade para conservar la identidad y una cuenta de jade dentro de la boca, que recogía y preservaba el espíritu. En sus suntuosas sepulturas también iban "acompañantes": esclavos y mujeres a los que sacrificaban en el funeral.Uno de los principales ritos, que realizaban los propios gobernantes, fue el juego de pelota, que simbolizó la lucha de contrarios cósmicos que hacían posible la existencia. A veces esos contrarios eran el Sol y la Luna, o sea, las fuerzas diurnas y las fuerzas nocturnas; otras, la lucha de los dioses del inframundo, que representan la muerte, contra los dioses astrales de la vida. Pero el juego siempre estaba relacionado con los astros y con la guerra sagrada, por su sentido de oposición de contrarios.El juego se acompañaba de procesiones y ceremonias de decapitación de algún prisionero o esclavo. La cabeza simbolizaba al astro, a la pelota, y en ceremonias de fertilidad, a la mazorca de maíz. El rito del juego de pelota, que imitaba el movimiento de los astros en el cielo, tuvo un sentido de magia simpática, ya que al realizarlo, se propiciaba mágicamente dicho movimiento y, con él, la continuidad de la vida.






Organización política y social






Durante el período del Postclásico, los mayas estuvieron divididos en múltiples centros urbanos que, dirigidos cada uno por una familia noble, pasaban gran parte del tiempo luchando entre sí. No obstante, la caída de Chichén Itzá hacia el año de 1200, marcó el inicio de la hegemonía ostentada hasta 1450 por la ciudad de Mayapán, la cual logró dominar a una gran cantidad de ciudades mediante una compleja red de alianzas matrimoniales. Para asegurar la lealtad de las noblezas regionales, los miembros más importantes de sus familias eran llevados a vivir a Mayapán.






A la cabeza de Mayapán se ubicaba el llamado Halach Uinic, especie de "rey, emperador, monarca, príncipe o gran señor", según los propios testimonios mayas. Sus atribuciones incluían la formulación de la política exterior e interior, con la ayuda de un consejo compuesto por los principales jefes de los pueblos, sacerdotes y consejeros especiales. También era la máxima autoridad religiosa. Debajo del Halach Uinic había una serie de funcionarios que administraban una severa justicia, cobraban tributos a los campesinos y controlaban las actividades de la población. Con la caída de Mayapán, toda esta estructura de dominación se derrumbó, quedando los mayas nuevamente escindidos en diversas agrupaciones políticas.








La sociedad maya del Postclásico estaba organizada jerárquicamente y se distinguían cuatro clases sociales: la nobleza, el sacerdocio, los plebeyos y los esclavos. En cuanto a la nobleza, de sus familias provenían los jefes locales, los miembros del consejo y los altos funcionarios. A diferencia del período Clásico maya, los jefes militares desempeñaron un papel clave a raíz de la importancia que jugó la guerra en estos siglos. En cambio los sacerdotes, que habían ejercido el poder político durante el período Clásico, ahora estaban abocados a la mantención de los templos, la vida religiosa y, por sobre todo, a las ciencias.

El pueblo se componía mayoritariamente de campesinos dedicados al cultivo del maíz, junto a un alto número de tejedores y alfareros. Con su trabajo mantenían a las clases sociales superiores, además de erigir todos los centros ceremoniales y las calzadas de piedra que unían a las ciudades principales. La gente del pueblo vivía en las afueras de los centros urbanos y su posición dentro de la escala social se medía por la distancia que había entre la casa y la plaza central. Los esclavos constituían el último eslabón en esta sociedad y adquirían su condición por nacimiento, robo, haber caído prisioneros en la guerra, ser huérfanos o haber sido comprados.













Finalmente, los mayas de los tiempos actuales conservan muchos de los rasgos de sus antepasados. Entre ellos, sobresalen el idioma, la organización familiar y las actividades económicas de subsistencia, como la artesanía y los tejidos. En medio de un turismo a gran escala con imponentes hoteles, casinos y centros comerciales, el pueblo maya continúa existiendo como si el tiempo se hubiese detenido.






1 comentario:

Unknown dijo...

Muy buena esta entrada del Blog,. Lástima que no sigas escribiendo, me gustaría saber más a fondo sobre la cultura Maya!